• English
  • Español
Usuario: Invitado

Registrarse 

Detalle de viaje

India 2007: Diario de viaje


Jueves 23 de agosto. Varnassi

   Nos damos el gran madrugón del viaje (4:30) y nos recogen a las 5 para ir a ver el amanecer en el Ganges. Al llegar cerca del río, sorprende ver la cantidad de gente que hay por allí a esas horas de la mañana. Cogemos una barcaza de madera y vamos orillando el río. Es asombroso ver la de gente curiosa que realiza el baño ritual y la oración a la salida del sol. En uno de los puntos se ve también a los lavanderos, golpeando la ropa contra las piedras.

   Paramos en un punto del recorrido, donde Marta y Peyes se dan un bañito sagrado; unas valientes viéndose lo que se ve por allí. Para empezar, hay que tener en cuenta que hay un crematorio un poco más arriba, desde el que diariamente se echan las cenizas de alrededor de 100 cadáveres. Por no hablar de los que lavan la ropa, limpiezas de vajilla, gente lavándose, baños sagrados ... Un punto y dos gallifantes para las niñas. Remontamos el río y desembarcamos junto al crematorio. Choca bastante, aunque no noto el olor a carne quemada que esperaba encontrarme. Hay un montón del leños amontonados, así como montañitas de ceniza apiladas en la zona. Muy distinto a lo que estamos acostumbrados.

   Nos metemos paseando por el casco antiguo y vamos esquivando vendedores de todo tipo de cosas ... Juan lo coge todo. Vemos el Templo Dorado, en el que tenemos que dejar todo antes de entrar, incluída la cámara. Está fuertemente protegido por militares, ya que se encuentra pegado a una mezquita y hay miedo a ataques extremistas. El techo del templo está completamente bañado en oro.

   Visitamos también el Templo Rojo, pero solo Shamoli puede entrar. No está bien vista la entrada de turistas. Después vamos a visitar la Universidad Pública de Benarés. Es una pequeña ciudad muy bien preparada para los estudiantes. Los pocos que pueden acceder son unos privilegiados dentro de esta sociedad. Sólo entran los mejores. Finalmente visitamos el Templo de India, que no es propiamente dicho un templo, sino un edificio que recoge un gran relieve de mármol a escala que representa la India; cada montaña tiene su altura proporcional. Fue inaugurado por Gandhi. Finalmente, volvemos al hotel ... piscina los chicos ... de compras las chicas. Cena y a descansar por un día, que nos lo vamos mereciendo.

Viernes 24 de agosto. Varnassi

   Desayuno tranquilo y jornada de relax en la piscina, acompañada de un poco de badmington y alguna cervecita. Después de comer nos vamos a recoger unas cosas que compraron el día anterior las mujeres. Otras cuantas compras más (en esta ocasión me llevé yo la palma), y al hotel para cenar y que nos recojan para ir en tren a Agra.

   Eso sí que ha sido una experiencia. Llegamos a la estación y nos encontramos todo plagado de gente tumbada en el vestíbulo. Al bajar hacia el andén empezamos a ver la fauna local ... unas ratas cruzando las vías, una vaco junto a un banco, un buey que parece esperar un tren ... es raro, porque empieza a no extrañarnos nada de esto.

   Subimos en la tartana que llaman tren y menos mal que pedimos billetes en primera! Tenemos un compartimento con 4 camas y otro con dos, que nos jugamos a dedos por hacer algo. A mí me toca el de 2 pax, que a la larga ví que estaba algo mejor, ya que al menos no vimos a los compañeros de viaje integrados. Lo cierto es que daba un poco de repelús tumbarse ahí. Un mozo nos trae las sábanas y las mantas ... bueno, mejor no mirar mucho. La manta prefiero dejarla aparte, y las sábanas sirven al menos para tapar el asiento, que parecen venir de ser lavadas. En el compartimento de 4, al abatir un respaldo para hacer la cama ... ¡sorpresa! ... bichitos que salen. Regocijo general, aután por todos sitios, aunque sabemos que no los mata y a ver quien empieza a dormir. En el de 2, seguro que algún bichito vivía también por ahí, pero al menos no llegamos a verlo, cosa que se agradece. Para sobrellevar la situación y ser capaces de dormir, las niñas optan por tomarse un somnífero que llevábamos para el avión. Un tanto de repelús, pero la noche pasa sin percances ni visitas no deseadas y llegamos sin más percances a Agra.

Sábado 25 de agosto. Agra

   Al salir en Agra, algo cambia. Hay menos ruido. Sigue habiendo coches, pero munos menos, y los pitidos no te taladran la cabeza. Vamos al hotel, desayunamos y nos vamos de excursión ... camino al Taj Mahal. Es lo que más me apetecía de todo el viaje, así que a ver cómo se presenta. Entramos en el recinto y vemos una serie de puertas de entrada muy bonitas. Por un lado la puerta del Emperador, otra, la de Gala, y una última para los trabajadores. Las 3 convergen en una entrada que ahora tiene unos andamios, aunque se ve que es muy bonita. Y según vas entrando por ahí, se va viendo ese mausoleo visto una y mil veces en fotos y películas, pero aun así, su visión es sobrecogedora. El edificio se ve perfecto. Blanco, inmaculado, con una cúpula asombrosa. Es totalmente simétrico. Hago una y mil fotos desde los distintos ángulos. De esto, sólo queda ver las fotos ,y si es posible, ir a verlo aunque sea una vez en la vida. Un bonito día para las fotos; parcialmente nublado, pero con sol y mucho calor. Después de unas cuantas vueltas se pone de repente a llover a lo bestia. Muy bien también; toda la gente se enconde en los huecos y desaparece y ahí quedamos Gonzalo y yo, solos bajo la lluvia, empapados, pero disfrutando como niños de la lluvia, paseando descalzos. Y al rato, como apareció, desapareción la lluvia.

   A la salida nos llevan a un talles donde trabajan el mármol e incrustan las piedras semipreciosas. Son los descendientes de una de aquellas familias que trabajaron en el Taj Mahal. Es como en los libros de época: un taller artesanal con sus maestros y aprendices que van pasando sus conocimientos de generación en generación. Lo cierto es que sus productos eran una preciosidad, pero caros.

   Vemos después el Fuerte Rojo, una fortaleza muy bonita. Cuando el emperador fue encerrado por su hijo, le dejó en un palacete del fuerte que daba a la construcción en la lejanía del Taj Mahal, desde donde dicen, miraba cada día la construcción de su legado. Acabaría 3 años después, tras un total de 22 años de construcción. El Fuerte Rojo tiene unas vistas muy bonitas del Taj Mahal al fondo junto al río.

   Antes de irnos al hotel, vamos a ver un par de tiendecitas para no perder el ritmo, y luego descansamos un rato.

   Cenamos en el hotel en una sala muy chula donde 3 hombres cantan y tocan música traicional india. El restaurante tiene una fuente en el centro, el sitio es muy agradable, y la comida está bastante bien. A dormir...

Domingo 26 de agosto

   Ligero madrugón para ir en coche a Jaipur. Son menos de 300km, pero el tiempo estimado de viaje es de 5-6 horas. A 40km de Agra hacemos una parada en Fatehpur Sikri. Se trata de un conjunto de palacios construidos por el emperador mogol Akbar en 1569. El conjunto es muy interesante. Pueden verse los palacios de sus mujeres, las salas de audiencias, etc. Es curioso un tablero de parchís pintado en el suelo en uno de los patios, en donde el emperador jugaba con figuras de tamaño real bien proporcionadas: sirvientas de su palacio. Nos metemos de nuevo en el minibus y nos vamos rumbo a Jaipur, la Ciudad Rosa.

   El hotel está francamente bien. Dado que tenemos que hacer algo para aprovechar la tarde ... ¿qué hacer? Pues para ser originales, las niñas y Juan se van de mercadillo y Gonzalo y yo vamos a probar un masajito que dice la Lonely Planet que es un lujo. Efectivamente, hablamos con el de recepción, que llama al sitio, y del centro de masajes nos mandan un coche a buscarnos. Decidimos darnos el masaje de cabeza, cara y cuerpo entero con aromaterapia, y de colofón, un masajito con piedras calientes. Total una horita y media de masajes por 1100 rupias (menos de 25). El masaje, fenomenal. Un tío te dice que te despelotes y te coloca un taparrabos del estilo que llevaba Jesucristo, pero en formato mini. Mmm ... una horita y media de relajación y descanso ... muy recomendable. Salimos un poco atontados y llueve a mares, así que cogemos un ricksaw y nos vamos al hotel. Compritas en la galería que está junto al hotel, donde nos encontramos con el resto, que han tenido que volverse porque llovía. Ducha y cena.

Lunes 27 de agosto

   Quedamos a las 8 con el guía para estar temprano en la Fortaleza de Amber, ya que desde ahí se hace la subida en elefante, y sino tedremos que esperar bastante cola. Se trata de una experiencia nueva para todos. Subimos por una escalerita de piedra, y desde allí, nos montamos directamente en la silla de nuestro transporte. Ni siquiera durante la ascensión dejan de dar el coñazo los incontables vendedores de chorradas varias que revolotean por allí. La fortaleza está en medio de unas montañas en un lugar muy chulo. La rodea una muralla que se adapta a las pendientes del terreno.

   La fortaleza fue residencia del marajá, y su visita es realmente interesante. Al bajar, esta vez andando, vemos algo de nuevo a lo que no estamos acostumbrados: por un lado, un elefante bañándose en el lago, y por otro lado, un encantador de serpientes, con una cobra, bueno ... con una cobrita como mucho. Encima la cobra no aplana su cabeza! Yo diría que está un poco chuchurría. Juan compra la flauta de encantador, que quería llevarle a su padre.

   En la bajada a la ciudad, paramos un momento para hacer una foto al Palacio del Agua, un palacio que está literalmente en medio de un lago y que está cerrado porque están en pleito el actual marajá y su madre por el tema de la propiedad. Una fotito y nos vamos a la Ciudad Vieja. Jaipur recibe el nombre de la Ciudad Rosa por el color de sus edificios de la zona antigua. Destaca el Palacio de los Vientos, imagen típica de la ciudad, aunque ahora su fachada está cubierta de andamios.

   Mientras hacemos tiempo para que abran el palacio (cosa que dudo que sea cierta) nos llevan a ver un taller de venta de alfombras y otros artículos textiles. Es sorprendente ver el proceso de fabricación artesanal de una alfombra. Tejen a mano haciendo los nudos en un telar, luego cortan los nudos sobrantes, lavan, cortan a ras para que quede más nítido el dibujo, luego lo queman con soplete y le pasan un cepillo, y por último la lavan de nuevo y la frotan con una pala de madera. Caras, pero dado el trabajo que llevan, no parece tanto, con trabajadores europeos sería impagable. Después claro intentan ver si nos venden algo ... pero no ... bueno, Juan una corbatita de seda. A Gonzalo intentan convencerle para que se haga alguna camisa de seda o lino para trabajar ... me gustaría ver la cara de sus compañeros si entrase en la oficina con camisa de seda morada!

   Después de nos llevan a un taller de piedras preciosas y semipreciosas. Se ve a niños puliendo las piedras en un torno a mano. Estas visitas, aunque son para vender, son interesantes para ver procesos de fabricación artesanos, bueno, y para tomarse una coca cola a cuenta de la casa ... pero luego nada de comprar, que suelen ser muy caros.

   Vamos al Centro Astrológico, en la Ciudad Vieja, una especie de parque en que tienen diversas construcciones que realizan cálculos astronómicos utilizando al sol como herramienta. Permite ver la hora, analizar una estación, ver dónde se sitúa una estrella determinada, marcar los signos del zodíaco, etc...

   Después vamos al Palacio de la Ciudad. Puede verse, pero parece más un mercadillo que un palacio. Nos enseñan por ejemplo como pintan unas láminas a mano ... carito y no es lo que busco. Encima nuestro guía nos está empezando a caer bastante mal a todos ... menos mal que es sólo para un día. Se cree que decide él qué vemos, a qué ritmo vamos o a qué tienda nos metemos ... está un poco equivocado.

   Comemos en el hotel y a media tarde nos vamos de compras. Empiezo a divertirme un poco por primera vez en mi vida con el tema de regateos y charlas con uno y otro. Compramos alguna camiseta y Gonzalo un kilo de plata para los abalorios de Marta. De nuevo ataca el monzón ... qué manera de llover. Hay un tío que lleva persiguiéndonos 15 minutos con unas marionetas que no queremos. Lo que pasa es que el tío realmente tiene su gracia. Nos termina de caer bien, y no por las marionetas, sino por él, Gonzalo le compra 4. Después todos hacen presión y me toca llevarme a mí otras 4. Y si habíamos caído 2, desde luego que caemos todos ... otras 4 para Juan. Corrillo general al estilo indio mirándonos descaradamente. Lo cierto es que el vendedor era realmente simpático. Dado que no paraba de llover, decidimos volver al hotel. Muy gracioso cuando nuestro nuevo amigo y el corrillo que nos acompañaba se puso a pegar gritos (a los que nos sumamos, claro) para parar 2 ricksaws que iban por el otro extremo de la calle. Cena tranquila en el hotel y a dormir.

Martes 28 de agosto

   Hoy es Puya, día de fiesta en la India.En este día, las hermanas regalan a sus hermanos una pulsera (rakhis) que éstos se ponen y por su parte los hermanos hacen un regalito o le dan algo de dinero a sus hermanas. La pulsera simboliza protección para el año venidero, y no necesariamente tienen que ser hermanos de sangre. Nos dirigimos en minibus a Pushkar, una de las ciudades más sagradas de los hinduistas. Nos avisan de que se trata de una ciudad muy pequeña, de hecho haremos a pie las visitas. Un consejo de nuestro conductor: no aceptar nunca flores para ofrenda y no dar explicaciones, simplemente ignorarlos. Dice que sino podemos meternos en un lío, ya que luego te piden 50 o 100 dólares y puede haber problemas.

   Tenemos el hotel junto al lago, se trata de un antiguo palacete en madera bastante curioso. Dejamos las cosas en la habitación ... mmm ... aquí hay muchos insectos, vamos a embadurnarnos de aután. El hotel es de una calidad bastante inferior a los que hemos ido antes, definitivamente el peor del viaje (a excepción del tren, claro). Damos un paseito por la ciudad ... por fin un sitio tranquilo sin vehículos que no paran de pitar, sin masas de gente. Son casi todo tenderetes (as usual) y puede recorrerse en poco tiempo a pie.

   Decidimos comer algo rápido, ya que hemos quedado con el guía a las 3 para la visita. Al tratarse de una ciudad religiosa, no se vende alcohol ni carne ... UFFF ... de hecho por la calle venden hamburguesas con mucho tomate y lechuga ... pero sin carne! El servicio, para variar, lentísimo, a más no poder.

   Nos recibe el guía, que habla tanto español como yo gallego y nos da una vuelta por la ciudad. Dado el nivel comunicativo, la visita ... un rollo. De hecho , lo único que nos llevó a ver era el Templo de Brahma, que es el único existente en este mundo dedicado a este dios (bueno, eso nos dice, porque yo he leido que hay muy pocos, pero alguno más). Por ello es ciudad santa hinduista y de peregrinación. El templo tampoco es demasiado interesante ... tejado rojo intenso, partes pintadas de azul, pero con aspecto sucio, y suelo definitivamente sucio para ir descalzo. Pasamos la tarde en el mercadillo, que no estaba nada mal, cena en el hotel y a dormir.

Miércoles 29 de agosto

   Nos vamos en coche a Jodhpur. La verdad es que nos apetecía salir del hotel de Pushkar, aunque al principio nadie decía nada, a ninguno nos convencía. El viaje por carretera se hace interesante, podemos ver la vida rural de la India. Es impresionante; atravesamos minipoblados de cabañas hechas de paja que parecen sacadas de una crónica de hace 200 años. Se ve que la gente vive de la agrucultura y la ganadería, con prácticamente nada. Vemos pasar mujeres cargadas con leña, agua, o cualquier cosa que son capaces de transportar sobre su cabeza. De repente nos tenemos que parar 10 minutos en medio de la carretera ya que había volvado un camión con toda su carga, cosa que debería pasar más a menudo por cómo conducen.

   Llegamos al hotel. Este sí que es un 5* de verdad! La decoración muy bonita, al entrar nos ponen la tika, nos ofrecen algo de beber y nos dan la bienvenida. Las habitaciones preciosas, de techos altos, espaciosas y decoradas en madera. Sin duda, el mejor hotel del viaje, lástima que no vayamos a estar más días aquí.

   Comemos de buffet en el hotel. Las guías de viaje lo recomiendan, y están en lo cierto. Con la tripa llena, nos vamos de visita. En primer lugar, paramos en Jaswant Thada, un memorial de mármol impresionante. Es el lugar donde se crema a los marajás de Jodhpur. Aprovechan para contarnos cómo funciona el tema de cremaciones (por fin un guía que cuenta algo realmente interesante), y que recuerdo más o menos así:

   Cuando alguien muere, se le lleva a cremar. Al quemar el cuerpo, se separa en sus 5 elementos básicos: aguar, aire, tierra, fuego y alma, siendo el alma lo único inmortal. Se dice que sólo puede alcanzarse la salvación y dejar uno de reencarnarse desde una presencia humana, y dentro de ésta, siempre que no se sea de la casta de los intocables. Los intocables necesitan reencarnarse antes en una casta superior para poder llegar al Nirvana. Para que esta salvación pueda producirse, es el hijo mayor el que tiene que prender la pira funeraria y antes de 12 días desde la muerte, tienen que esparcirse las cenizas en el río Ganges. Superado este tiempo, el alma se habrá reencarnado. Dicen que son necesarias unas 80.000 reencarnaciones para llegar al Nirvana, y este es un modo de saltarse tantas reencarnaciones. Por estas razones, los niños pequeños no son quemados, sino que se les entierra o se les ehca directamente al río, de modo que puedan reencarnarse en un ser más sabio que pueda salvarse. Los intocables son enterrados.

   Tras esta visita, vamos al Fuerte de Meharangarh. Merece la pena verlo. Desde arriba se ve toda la ciudad antigua, que está pintada de azul. Jodhpur recibe también el nombre de la Ciudad Azul. En un principio sólo la casta de sacerdotes podían usar este color, pero más adelante, y dado que en verano se alcanzan temperaturas de 50ºC, se permitió también a más gente utilizar este color en sus casas para paliar el calor del verano.

   Volvemos al hotel para disfrutar un poco de la piscina, que tenía buena pinta. venga, y un masajito, que nos han dicho que son muy buenos ... efectivamente, tremendo masaje que te deja casi sin sentido. Relax total, cena y a dormir.

Jueves 30 de agosto

   Hoy nos toca irnos a Udaipur. Nos recoge Chima, nuestro estupendo conductor Sij. Esta vez vamos por carreteras de montaña, mucho peores que las que hemos visto hasta ahora. Pero el paisaje mejora mucho. Subimos por un puerto y empezamos a ver montañas de un verde muy intenso. Nos cruzamos con mucha gente que va caminando con banderitas y estandartes; por lo visto van de caminoa Jodhpur por una festividad que se acerca. Vemos vacas, burros, jabalíes, perros, ovejas y cabras durante el trayecto, además de multitud de gentes y aldeas ancladas en el pasado. Atravesamos una zona de canteras y llegamos a nuestra parada intermedia: Ranakpur. Qué agradable sorpresa! Un templo realizado en mármol que es una auténtica preciosidad. De un estilo muy diferente a los vistos hasta el momento, más similar a los templos del sur de la India. Cuenta con 1444 columnas, entre las cuales no hay dos iguales.

   Llegamos a Udaipur y nos instalamos en el hotel después de ir a la tienda de un amigo de Chima en la que vamos a comprar los trajes de boda ... sí, de boda. El día anterior, Gonzalo y Marta decidieron casarse por el rito hindú y nuestro conductor hizo unas llamadas para organizarlo todo. A mi me toman medidas para hacerme en un día un panjabi, las niñas un saari, y Gonzalo, un gorrito, que ya se había comprado un panjabi de los buenos en ¿Delhi?. Para el día siguiente estará todo listo: trajes, flores, sacerdote, templo, maquillaje y peluquería para ellas ... ¡igual que en España!

   Pasamos el resto de la tarde en el hotel. Un poco de piscina, un espectáculo de marionetas junto a la piscina, luego cena, y a dormir.

Viernes 31 de agosto

   Por la mañana nos recogen Chima y el guía para la visita. Gonzalo se pone malo por segunda vez en el viaje, con lo que se queda en el hotel. Mejor que descanse y se recupere, que se casa por la tarde. Nos vamos a ver el Palacio de la Ciudad ... no muy destacable, el Jagdish Temple, algo mejor, y pasamos junto al lago Fatehagar. Por lo visto, esta ciudad es zona de turismo para los indios, que suelen ir para pasar el día junto a los lagos. Por cierto, que en nuestra visita al palacio nos encontramos con que estaban grabando una película de Bolywood. Hay que ver cómo les gusta cantar y bailar en las películas ... eran un poco malos.

   Hacemos un alto para comprarnos las babuchas de boda (unas 250 rupias = 5€), y también una maletita de viaje para llevarla de bolsa de mano (300 rp = 6€).

   Nos vamos al hotel para empezar a organizar el gran día. Esto sí que no se nos va a olvidar. A las 4 recogen a las niñas para maquillaje, peluquería y vestuario, y a las 17:30 nos recogen a nosotros. Nos llevan a la tienda del amigo de Chima y allí terminamos de vestirnos. Desde ahí nos vamos a recoger a la novia y a sus damas de honor. Salen del salón de belleza y lo cierto es que están estupendas en sus saaris. Marta lleva joyería y pintura hasta en la mano y la nariz, pero lo cierto es que han hecho un buen trabajo. La cosa empieza a ponerse más seria de lo que imaginábamos. Nos dirigimos al Templo de Shiva, en donde nos recibe el sacerdote. A la entrada nos encontramos con una vieja conocida en los templos, a Ganisha, diosa elefante de la fortuna.

   Lo primero con lo que nos encontramos es con unas mantitas en el suelo y un montón de cosas dispuestas alrededor: dibujos con grano, cocos, fruta, etc... Atan a los novios de la cabeza y les hacen darse la mano poniendo henna entre ellas (una especie de barro que después de un tiempo en contacto con la piel te la tinta como un tatuaje). Les atan las manos con un pañuelo y les sientan en una de las mantas. A continuación nos sientan a Peyes y a mí en la de al lado, ya que por lo visto, vamos a ser los padrinos (tercera vez que soy testigo de los mismos ... ¿será la última?). Bueno ... empieza la ceremonia. El sacerdote habla y Shamoli nos va diciendo lo que tenemos que hacer. Para empezar, me toca darle 3 tragos de un agua que tienen por ahí que prefiero no saber de dónde viene, no me extrañaría nada que fuese del Ganges. Me ponen la tika, luego una pulsera, depués tengo que echar arroz en un sitio, después agua con una hoja, flores, más agua, un coco, una pulsera, más arroz ... ¿pero quién se está casando aquí? Si el único que no para de hacer cosas soy yo! En un momento pasó por mi cabeza que nos habían liado y que a quien estaban casando era a Peyes y a mí. Nos pasamos así 30 minutos, donde el sacerdote hablaba, Shamoli me traducía y yo no paraba de poner cosas en distintos sitios. Al final había cosas para las que ni necesitaba traducción; ya sabía cuando me hablaba de flores, de arroz, de agua... Tras ese tiempo, monta una hoguerita con mierda de vaca seca y otro par de cosillas y empieza con unos rezos con los que tengo que echar no se qué líquido con una cuchara de madera sobre el fuego, y Peyes (por fin un poco de ayuda) una mezcla de semillas y hierbas cada vez que decía una palabra que no recuerdo. Tras 15 minutos así, por fin les toca hacer algo a los novios. Pero antes, quien sino yo, tiene otra tarea: limpiarles la henna de las manos, y a continuación hace lo mismo el resto de invitados. Tras graciosísimos ejercicios de flexibilidad para que no se suelte el nudo de la cabeza, los novios tienen que dar 7 vueltas al fuego. Primero 3 con la novia andando delante del novio, y 4 con el novio delante. La nueva pareja hace una oraciones frente al dios, ponen una pluma en la cabeza al novio, gonzalo pone un colgante a Marta ... y ya son marido y mujer por tercera vez. Ahora viene el remate: los novios tienen que tocarnos el pie a Peyes y a mí, y a continuación la cara. A partir de ese momento, pasan a ser nuestros hijos. ¡Atiza el constipao!

   Lo cierto es que fue una noche memorable y aun nos quedaba la entrada en semejante guisa al hotel. Muy guapos todos, pero por supuesto todos nos miraban. Parecíamos el Marajá de Bangladesh con su séquito. Muy gracioso, la verdad. Nos dimos así el banquete nupcial en el hotel con la cena de buffet.

Sábado 1 de septiembre

   Nos recogen en el hotel a media mañana para ir al aeropuerto. Vamos de nuevo a Delhi, donde pasaremos la última noche en la India.

   Dedicamos la tarde a ir a un mercadillo cercano al hotel que ya conocíamos de nuestra primera visita, y como homenaje de fin de viaje, cenamos en el ático del hotel en un restaurante oriental bastante carito, pero donde debemos decir que la cena estaba buenísima. Por mi parte, destacar el maiz frito, las bolitas de pollo picantón y la langosta.

Domingo 2 de septiembre

   Tras desayunar en el hotel, nos recogen para ir al aeropuerto. Tuvimos nuestros más y nuestros menos con el tema de equipajes, haciendo encaje de bolillos para que no nos cobrasen un recargo abusivo. Hicimos que volviesen a traer las maletas ya facturadas, alejamos a Shamoli de la zona con una mochila llena de libros, y recolocamos equipajes para que las bolsas de mano no pesasen más de 7 kg. Tras un buen rato, todas pasaron con el peso justo.

   El viaje con Virgin Atlantic la verdad es que estuvo fenomenal. Cada uno tenía su pantalla individual y un sistema en el que podías elegir entre unas 50 películas (la mayoría de estreno), o bien canales de música, o juegos que podían jugarse contra otros pasajeros. Debemos dejar aquí reflejada la falta de acierto de Peyes con el Tetris, que fue totalmente humillada por mí durante un par de horas de viaje. Llegada a Madrid a eso de las 11 de la noche, espera de las maletas, taxis y cada uno a su casa.

   Un viaje estupendo en todos los sentidos. Nos veremos el año que viene ... quizá rumbo a China. 


( Ignacio Navarro Valdecantos )

Valdecantos©2024